miércoles, 6 de junio de 2012

El valor de tu sonrisa



No es la de otra, ni la mía, ni la de nadie más, es la tuya la que quiero. Es la tuya en la que pienso y en la que me intento centrar. Es con la tuya con la que tiemblo y no con la de las demás. Es la tuya la que puede, la que cuesta y la que duele al estar tan lejos. La misma con la que sueño y la que me hace despertar.

No lo sabes pero aún te miro y al mirarte la persigo y la busco sin parar. Porque la echo de menos y me puede hacer daño, pero sé que si la veo aguantaré un poco más. Por eso es tu sonrisa la que necesito y no la de los demás.

martes, 5 de junio de 2012

Aunque duela cada día

VIVE ESPERANDO EL NUEVO DÍA QUE, NO LO DUDES, LLEGARÁ

"No quiero estar libre de peligros, sólo quiero valor para afrontarlos" (Marcel)



Durante dieciocho años he creído que la felicidad se basaba en el no sufrimiento y en evitar el dolor. Dieciocho he tardado en darme cuenta de que no. la felicidad no es vivir libre de dolor, eso es imposible. La felicidad es ni más ni menos que aprender a vivir ese dolor con una sonrisa, aprender a convivir con él y a aceptarlo. De hecho, gracias al dolor existe la felicidad que tanto deseamos. Sin dolor no sabríamos apreciar más las cosas buenas que tenemos. Sin llanto, no conoceríamos el consuelo. Sin sufrimiento, no conoceríamos la felicidad de haber superado un obstáculo.

Es (como he dicho antes) en este último año y pico cuando he aprendido que el dolor siempre nos acompaña, nunca se va. No hablo de un dolor físico, del que sientes cuando te haces una herida, sino de ese dolor que duele en lo más profundo: el corazón. De ese dolor que siempre está ahí: cuando río, cuando lloro, cuando estoy deprimido o cuando estoy eufórico. De esa cicatriz que nunca termina de cerrarse y que, cuando parece que por fin va a hacerlo, vuelve a abrirse otra vez. De ese dolor por el que sigo llorando. De ese dolor que me viene en cuanto estoy un segundo desocupado, en el que querría dejar de pensar, pero no puedo.

Para todo el que alguna vez se sienta así tengo que decirle que no es el fin, que siempre hay esperanza. Que el dolor algún día pasará, o por lo menos ése que tanto tiempo lleva ahí. Que igual que ahora lloras, algún día reirás. Y la sola esperanza de ese día tiene que mantenerte alegre. Que no hay heridas que no cure el tiempo. Hoy estás un poco más cerca que ayer y un poco menos que mañana. Ha llovido, llueve y lloverá todavía más, pero después de la tormenta estará esperándote el sol más radiante de todos. Sólo hay que esperar. Y mientras esperas, sonríe, porque tal vez los demás necesiten de tu sonrisa para hacer más ligera su carga.

No te asuste la oscuridad, sigue caminando con la cabeza alta y con esperanza, a pesar del viento en contra y de las muchas dificultades que encontrarás. Vive esperando el nuevo día que, no lo dudes, llegará.

lunes, 4 de junio de 2012

Ejemplo de superación

MATT WOODRUM

Echando un vistazo a las noticias en abc.es me encuentro con este vídeo. Matt tiene parálisis cerebral y echa una carrera popular con otros niños. Cuando a Matt le falta todavía una vuelta entera, lo demás participantes ya han terminado, pero él sigue a su ritmo y acaba llegando a la meta aplaudido por todos.... CRACK!